¿Tenés una buena calefacción en casa? Antes de que llegue el frío es importante definir y saber qué tipo de sistema de calefacción vas a tener para estar bien preparado. Las opciones son varias: calefacción eléctrica, a gas, losa radiante o radiadores, entre otras. A la hora de decidirte por una u otra, es importante informarte muy bien sobre las ventajas y desventajas de cada sistema para evaluar cuál de ellos se adapta mejor a tus necesidades y tu presupuesto.
Elegir un buen sistema de calefacción es clave para estar cómodo y a gusto en casa durante los días con bajas temperaturas. El punto de partida es definir qué ambientes vas a calefaccionar y cuánto calor necesitará cada uno de ellos, por lo que lo más aconsejable es consultar con un profesional que haga los cálculos necesarios. La seguridad es otro aspecto importantísimo a la hora de definir qué tipo de calefacción vamos a instalar. Los accidentes causados por el monóxido de carbono son una realidad y suelen suceder cuando no se toman las medidas y cuidados necesarios, cuando la instalación es precaria o cuando los equipos no reciben el mantenimiento adecuado. A continuación, te mostramos los diferentes tipos de calefacción que puedes elegir para tu casa, sus ventajas y sus desventajas. ¡Tomá nota!
Calefacción a gas
Tal vez es una de las opciones más populares, ya que su costo es menor comparado con la calefacción eléctrica. La fuente de un sistema de calefacción a gas puede ser el gas natural o una garrafa, dependiendo de qué tenemos en casa.
Los sistemas de calefacción a gas suelen componerse de alguno de estos tres equipos: en primer lugar, encontramos la tradicional estufa infrarroja, que se vale de un sistema por convección a través de una placa cerámica. Los niveles de dióxido de carbono que producen estos apartados son elevados, por lo que siempre es importante dejar alguna ventana parcialmente abierta para asegurar la circulación de aire. En segundo lugar, tenemos los equipos que usan la radiación para emanar calor, como las catalíticas, y emiten bajos niveles de dióxido de carbono; sin embargo, no son aconsejables para habitaciones. Por último, tenemos los artefactos de tiro balanceado, con un funcionamiento similar que las catalíticas pero con la diferencia de que, a través de una conexión que sale hacia afuera, eliminan los gases a los espacios exteriores.
Calefacción eléctrica
Si hablamos de facilidad y practicidad, los sistemas de calefacción eléctrica ganan la pelea por amplio margen. Son trasladables, suelen ocupar poco espacio y no requieren del gas para funcionar. Sin embargo, pueden generar una factura de luz a fin de mes que te traerá algunos dolores de cabeza y, a veces, su eficiencia no es la misma que la de los sistemas a gas.
Si querés evitarte el mal trago de tener que gastar mucho por usar calefacción eléctrica, cuando vayas a comprar tus equipos buscá aquellos que estén rotulados como estufas de bajo consumo. Existen varias opciones para elegir: convectores eléctricos, más recomendados para espacios de tamaño pequeño como el dormitorio; estufas, de cuarzo o halógenas, donde solo varía la tecnología de las que se valen para emanar calor; y los famosísimos splits frío/calor, que generan un calor más bien seco y son perfectos para climatizar tus espacios en cualquier estación del año.

Losa radiante
Una tendencia que crece en viviendas nuevas, sobre todo en aquellas donde prima el diseño y el estilo moderno. Es tal vez la forma más cómoda de calefaccionar una casa, pero es también una de las más costosas, ya que su instalación demanda no solo mucho tiempo sino también mucha inversión.
En la losa radiante las cañerías que emanan el calor están ubicadas en el suelo. Por ese motivo, es importante tener en cuenta que elevan el nivel del piso, así que si no contás con espacios altos puede ser un problema. Otra de las grandes ventajas de este sistema es la eficiencia, te permite tener tu casa calefaccionada sin que el consumo a fin de mes implique un costo muy grande.
Radiadores de calefacción central
La calefacción central siempre es una buena opción, ya que el consumo de gas que generan es menor que en el caso de los equipos del primer grupo. Además, emanan calor de forma pareja y son más seguros al generar un aire limpio.
El radiador es un formato práctico, puesto que se puede colocar sobre cualquier pared sin tener que hacer instalaciones complicadas que requieren una salida hacia afuera. Adquieren el calor mediante una red de caños que los unen y se alimentan de una caldera. Otra gran ventaja es que calefaccionan los ambientes en muy poco tiempo y permiten regular la temperatura para así gastar un poco menos.
Tenés muchas opciones para hacer de tu casa un espacio calentito, cómodo y acogedor. Lo importante es elegir el tipo que mejor se adecue a tus espacios, posibilidades y presupuesto. No olvidés que, para tu seguridad y la de los que más querés, la instalación y mantenimiento de tus equipos lo deberá hacer siempre un profesional.
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